divendres, 11 de novembre del 2022

¿A quién debo mi pasión por la enseñanza?

 

Estoy segura de que, a diferencia de muchos en esta clase, el antes y el después de mi decisión lo marcó nada más y nada menos que mi madre. Bien es cierto que ha habido profesores de inglés que me han podido marcar más o menos, pero mi madre es quien lo comenzó todo. Recuerdo que un día, cuando tenía 5 años, vi a mi madre cantar una canción en un idioma que no lograba identificar. Sabía que nosotros hablábamos castellano y valenciano, y debido a eso, incluso llegué a tener un cacao en la cabeza pensando que cada año cambiábamos de idioma, por lo que asumí que el idioma que ella estaba utilizando al cantar sería el idioma que “tocaba” aprender el próximo año. Cuando le comenté a mi madre lo que pensaba, ella explicó que no, que no cambiábamos de idioma cada año y que lo que ella estaba usando se llamaba “inglés”. Yo me interesé mucho y mi madre empezó a imprimir las letras de las canciones. Juntas nos sentábamos, las leíamos, me hacía traducirlas con la ayuda de diccionarios y explicaciones por su parte (mi parte menos favorita) y después, cuando ya supiéramos lo que significaba, entonces las cantábamos.

Cabe destacar que mi madre es tramitadora de siniestros y nunca ha estudiado para ser docente, pero a ella le han apasionado siempre las lenguas, así que con el inglés y el valenciano tomó la decisión de llegar al nivel C2. Recuerdo como de vez en cuando venían los hijos de las amigas de mi madre, que eran tres años más mayores que yo, y se ponían en la mesa de la salita a jugar a algo y a decir palabras que en ese entonces a mí me parecían muy extrañas, y como yo tenía mucha curiosidad, mi madre empezó a incluirme en sus sesiones. Resulta que ella daba “clases” con juegos, y que esto era lo que verdaderamente le llenaba y le hacía feliz. Gracias a ella conseguí un nivel de inglés bastante avanzado desde antes que empezáramos a dar inglés como asignatura oficial en el colegio y me di cuenta de lo diferentes que eran sus clases respecto a las del colegio. Mientras que en el colegio seguíamos el libro a pies juntillas, mi madre cogía el vocabulario o lo que nos quería enseñar y se preparaba tarjetas de muchos colores para unir, e incluso teníamos hasta un juego de mesa por casillas donde nos preguntaba vocabulario y había actividades dinámicas para relacionar.

El inglés se me daba muy bien y pensaba que era porque era muy fácil, pero me di cuenta de que mis compañeros, o al menos los que no iban a academias como extraescolar, les costaba más. Cuando pasamos al instituto y vi que todo era igual, seguir el libro, memorizar y poco más, le pregunté a mi madre que qué había que estudiar para ser profesora y que yo quería ser una profesora como ella. Ella me dijo que probablemente había que estudiar filología inglesa o algo por el estilo, pero que ella no había estudiado para ser profesora, que ella hacía lo que hacía porque le daba felicidad y que no era algo realmente serio, pero le apasionaba. Aquí fue cuando me planteé por primera vez que me gustaría cambiar la manera de aprender que teníamos por la que yo había aprendido y hacer del inglés una asignatura más accesible para los estudiantes. Al entrar a Bachillerato e informarme más sobre las carreras, me di cuenta de que filología y la literatura no iban demasiado conmigo, pero que había una carrera que se llamaba Traducción y me hizo pensar en las veces que nos sentábamos mi madre y yo a cantar y traducir canciones y que, gracias a esos momentos, mi amor por el inglés creció exponencialmente. Por todo ello, finalmente me decidí a entrar a la carrera y posteriormente al Máster de Profesorado con la esperanza de dejar una pequeña huella en otros estudiantes, como la que mi madre dejó en mí.

dimecres, 26 d’octubre del 2022

G2 MABA

 RAZONES PARA HACER EL MÁSTER DE EDUCACIÓN


Miguel Angel Boix Álvarez


Buenas, soy Miguel Angel Boix Alvarez, Ingeniero Civil por la UA y tengo máster de energías

renovables por la UMH. A continuación, hablaré un poco de mi y explicaré el porqué de

estudiar el máster.

En mi época del instituto tuve una fugaz experiencia dando clases particulares durante un par

de años a la hija de una amiga de mi madre y la verdad es que no me disgustó pese a tener

escasos 16 años.

Años más tarde cuando estaba a punto de acabar mi etapa universitaria tuve en mente el

meterme directamente en el máster de educación, pero decidí empezar a trabajar hasta que

vino el COVID y fui despedido. Cuando todo se relajó un poco me matriculé en el máster de

energías renovables y gracias a él encontré el trabajo donde ahora mismo estoy, Hive Energy

una empresa multinacional promotora de proyectos de energías renovables. Las condiciones

son buenas y el ambiente también por lo que a corto plazo no tengo pensado abandonarlo, si

que es cierto que en un futuro puede que me guste cambiar al sector de la enseñanza es por

ello por lo que me he matriculado en el máster y lo compagino con el trabajo.

Cuando iba al instituto varios de mis profesores de la rama técnica estuvieron unos años en el

sector privado y cuando quisieron un cambio de aires dejaron el trabajo y opositaron a

profesor. Esta es la idea que me planteo hoy en día, me gustaría seguir en el sector privado

unos años más para seguir desarrollándome en las energías renovables y ver a dónde me lleva

la vida, si al sector de la enseñanza o a seguir en el sector privado. Como ahora mismo no

tengo obligaciones prefiero exponerme a la mayor opcionalidad posible, por ello si en unos

años decido cambiar al sector de la enseñanza tener listo el máster para no demorar la espera.

 ALEXANDRA ROSSER HURTAD0

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CARTA A MI VECINA TOÑI

Buenas Toñi, te sorprenderá recibir esta carta de agradecimiento por abrirme los ojos a una profesión como la enseñanza, que no sabía que pudiera gustarme tanto como para querer ejercerla algún día.

Todavía recuerdo aquel día que marcó un antes y un después. Volvía del instituto y al pasar por delante de tu casa tu madre me dijo “niña tu estudias mucho, no?” y tras estar ablando con ella, decidí ayudarte con clases de mates, pues tu madre insistió mucho diciendo “mi Toñi no sirve para estudiar y menos para las mates, pero no quiero que sea tonta”.

Recuerdo el primer día que fui a tu casa, era viernes, estaban todos tus primos cantando, dando palmas y tu padre con la guitarra, y con tanta música y jolgorio nos tuvimos que subir a la planta de arriba. Yo estaba sorprendida con toda la situación, era muy complicado concentrarse con tanta marcha, pero lo más difícil fue dar clases sin papel porque no tenías, pero a pesar de todo y con lo que encontramos por tu casa sacamos a delante el temario. ¿Recuerdas como pudimos interpretar la hipotenusa y los tipos de triángulos con los cojines? Esa tarde fue impactante por todo, pero lo mejor de todo fue que me dijeras días después que habías sacado un sobresaliente.

A las clases siguientes les fui cogiendo el gustillo, además de coger unos quilos de las meriendas que nos preparaba tu madre. Lo sorprendente fueron tus primos que a mitad de curso se animaron también porque nos lo pasábamos muy bien. Me acuerdo todavía del grito cuando acabamos “¡somos un gran equipo!”, quiero que sepas que lo he seguido utilizando 20 años después en todas las clases que he dado. Que decir de la bomba final… el aprobado general del curso completo de todos, la celebración en tu casa aquel día fue por todo lo alto.

Decirte que fuiste mi primera alumna, y despertaste en mi una pasión por ayudar, compartir y jugar con el conocimiento, que la mantengo igual de fuerte. Fueron momentos inolvidables.

Reconocer también que gracias al intercambio de tus conocimientos, a mostrar y enseñar tu entorno como tu cultura, yo también aprendí mucho.

No eres consciente de todo lo que me llevé de esa experiencia, pero hoy en día estoy cursando un master para ejercer como profesora de secundaria, y la primera que me ha venido a la mente has sido tu como persona influyente.

¡¡Muchas gracias florecilla, somos un gran equipo!!

Tu vecina

divendres, 21 d’octubre del 2022

Motivación

 

¿Qué me motivó a querer ser profesora?

     No creo que pueda extenderme demasiado a la hora de compartir mi motivación para ser profesora, pues es algo que tuve muy claro desde pequeña y cada vez se ha ido haciendo más fuerte.

     Nos podemos remontar a cuando tenía unos 4 o 5 años, donde siempre jugaba a ser profesora. Yo quería enseñar y que alguien pudiera aprender conmigo. Daba igual la asignatura, yo la impartía igual, incluso me las inventaba. No es que se pueda aprender mucho, académicamente hablando, de una niña de 5 años, pero yo cogía la pizarra y las tizas y ¡a dar clase a los alumnos! que ya podrían ser mis muñecas, mis peluches, mis padres o mis primas.

     Poco a poco, las clases de inglés, tanto del cole como de la actividad extraescolar, me llamaban más la atención. Mis padres dicen que solía decirles lo siguiente:

     “¿Pero cómo pueden saber dos idiomas? ¿ cómo pueden enseñar un idioma que no es el suyo? yo también quiero hacer eso”.

     Poco después entendí que no era tan raro saber dos idiomas, que había gente que incluso sabía más de dos y que muchísima gente los enseñaba. Creo que fue por ese entonces cuando, además de por la docencia, me decanté por los idiomas, de donde viene la elección de mis estudios (Traducción e Interpretación).

     También he de admitir que he tenido profesores durante secundaria y bachillerato que han hecho crecer aún más mi interés por dedicarme a la docencia. Personas que transmitían su amor por su trabajo o que trabajaban con muchas ganas de enseñar y yo tenía claro que quería ser como ellos.

     A la hora de escoger qué carrera estudiar, comenzó el dilema ¿idiomas o docencia? y tras mucho pensar y hablar con los profesores que he mencionado, decidí empezar por los idiomas para, después, continuar con este máster y terminar de cumplir el objetivo que siempre he querido conseguir: ser profesora de inglés.

     A día de hoy,  sigo en contacto con algunos de mis profesores y los que saben que estoy cursando este máster me dicen que siempre han sabido que acabaría haciendo algo relacionado con la docencia, comentario que aumenta aún más mi motivación por querer ser profesora.

Una bona professora

Tot el món, en la seua etapa d’educació secundària, inevitablement ha tingut experiències positives i negatives. En el meu cas, per desgràcia, n’han sigut més de negatives. Tot i això, no puc dir que la meua travessia per l’ESO haja sigut precisament dolenta, tenint en compte alguns casos que conec de companys i companyes que han estat maltractats durant la seua vida acadèmica en Secundària. Ara, em dispose a descriure en aquesta mena de manifest algunes de les vivències que, per qualsevol motiu, hagen marcat la meua etapa estudiantil en l’institut. 

Recorde el meu primer any, replet de cares noves; de companys desconeguts, ja que ens ajuntaren amb alumnes d’altres col·legis, com sol ser habitual en els centres de Secundària. Aquest curs va ser un desastre per a mi, atesa la poca adaptació que vaig tenir des del primer minut de classe. Els professors també eren completament desconeguts i la primera impressió que tingueren de mi podria ser determinant en cursos posteriors, ja que el nostre “informe actitudinal” va passant de professor a professor, any rere any. Tanmateix, vaig poder recuperar les quatre assignatures que em quedaren pendents després d’haver millorat la meua conducta, encara que ja tenia una mala fama ben guanyada per a encarar el segon curs.

Afortunadament, i quasi per favor diví, els dos següents anys van anar bastant millor que el primer, salvant les distàncies amb el tercer curs, que sí que vaig haver de treballar com un campió. No obstant això, aquesta bona ratxa va acabar en el quart, i últim, curs de l’ESO. Aquest any va ser el més desmotivador, acadèmicament parlant, de la meua vida. Vaig tindre un seguit de professors que només atenien les necessitats d’aquells alumnes que destacaven. A la resta d’alumnes de “gamma” mitja o baixa no ens tenien en consideració. O bé els deixaven en un racó de l’aula, com si es tractara d’un moble, o directament ens feien comentaris desmotivants per a enfonsar-nos encara més. Semblava que els astres s’havien alineat perquè ens tocaren tots els docents més elitistes del centre.

Va ser en aquest curs quan una professora d’Anglés, mentre parlàvem del que ens esperava en Batxillerat, es va dirigir directament a mi sense tenir cap raó per a dir-me que no perdera el temps en intentar treure el Batxillerat, ja que com a molt podia aspirar a fer un Grau de Formació Professional. Amb aquesta afirmació no només em desprestigiava a mi davant de tot el meu grup, fent així que la meua autoestima caiguera fins a terra, sinó que també desprestigiava a totes aquelles persones que tenien pensat fer un grau d’aquest tipus, com si això fora dolent o per a gent no apta. M’encantaria tornar a eixe centre, trobar-me amb aquesta professora i fer-li recordar aquelles paraules mentre sostinc el meu títol universitari a les meues mans, però si ho repense crec que el més intel·ligent és no caure al seu mateix nivell.

Arribats a aquest punt es pot intuir com estava de fart de la docència i tot el que estiguera relacionat amb ella, però el meu pas a Batxillerat va ser creu i ratlla. En eixos dos meravellosos cursos vaig conèixer la millor professora que he tingut mai: Eva, de Tecnologia. Aquesta nova amiga, i la definisc així perquè a hores d’ara continua sent-ho, ens ajudava tant en aspectes acadèmics com en personals, comprenia les nostres situacions particulars i s’esforçava en fer un grup de treball amb un ambient agradable entre els alumnes i el professor. En definitiva, ens motivava cada vegada que fallàvem i ens incentivava quan fèiem bé les coses. Aquests fets em van fer veure que no tots els docents són iguals i que, fins i tot, m’agradara la idea d’exercir jo com a docent algun dia, ja que en eixe moment encara no tenia clar, com la majoria dels joves, què volia fer en la meua vida.

Moltíssimes gràcies, Eva. Sense tu no haguera arribat mai on soc ara.

Signat: Iván Ponce Candela


Motivació màster

 La pèrdua que m’ha dut ací

Sovint hem escoltat durant les setmanes que hem cursat el Màster de Professorat, ja siga en les assignatures generals o en les específiques, que com a docents en potència hem de tenir present sempre en les nostres classes l’heterogeneïtat i la inclusivitat, conceptes que de vegades no es tenen en compte quan s’imparteix una matèria o, inclús, tot un grau. O almenys així ho considere jo, una jove exalumna del grau de Filologia Catalana de la Universitat d’Alacant.

Així com en els dos anys de Batxillerat la paraula màgica que es repeteix com un encanteri és la “PAU” —o Prova d’Accés a la Universitat, actual EVAU—, en l’esmentada carrera ho són les frases “Com tots en un futur sereu professors” o “Açò ho aplicareu en els vostres alumnes”. Com a docents que duen anys i anys en l’àmbit universitari, on queda eixe esperit de valorar la importància de la diversitat dels perfils professionals dels estudiants si sols es tendeix a homogeneïtzar cap al camí de la docència, que als seus ulls sembla ser l’únic viable per als filòlegs? On queden els interessats en la investigació, en la gestió i la correcció de textos, o els assessors literaris o lingüístics? Anecdòtic és el cas que el títol de la darrera campanya publicitària del grau compartida amb la del departament de Filologia Catalana de la Universitat de València siga “Un grau amb futur”. Sí, indubtablement és un grau amb futur, però sembla que només per a les persones interessades en l’ensenyament. La resta hem sigut peces secundàries en eixe pla.

En juliol de 2021 el meu periple personal de quatre anys de carrera va acabar i després d’un intent fallit d’accedir al Màster de Professorat, així com d’un interludi d’un any dedicat a un curs de la UNED sobre els Centres de Documentació i la Investigació Històrica: Arxius i Biblioteques, enguany he aconseguit accedir-hi carregada amb una motxilla invisible plena d’un sentiment d’invisibilització professional que m’ha abocat a seguir l’eixida principal del meu grau com és la docència en l’Educació Secundària Obligatòria i Batxillerat, Formació Professional i Ensenyament d’Idiomes.

Amb la resignació de ser una persona que sap amb certesa que no té interés vocacional en el camp de la docència —però que es veu abocada a recórrer a ella durant un any—, em toca acceptar el meu pas per pur tràmit pel màster d’una de les professions més nobles, dures, exigents mental i físicament, alhora que enriquidores i més menystingudes pels ignorants com és la de l’ensenyament. Aquells que es dediquen a formar i educar les persones del futur sí que són vertaders herois.


Per a tu

 Sí, ho estem aconseguint. Els somnis pels quals estàs lluitant ara s'estan fent realitat, creu-me. Ara de segur que estàs a l'institut, amb els companys de sempre, el lloc de sempre i els professors de sempre. Però tingues paciència, perquè tot acabarà.


Sé que sempre has somiat en ser docent. Fer tot el contrari al que estàs vivint ara: classes dinàmiques, jocs, visites guiades… però vinc a dir-te que tingues paciència i que gaudisques de classes, sobretot amb Glòria, perquè es convertirà en la teua persona favorita. De segur que encara no saps qui és, la saludes pel poble per compromís perquè saps que és professora del centre, però en un futur, per a tu no molt llunyà, serà la teua professora de valencià. Hauràs sentit totes les opinions possibles sobre ella, però no és gens el que imagines. La seua passió per la llengua i la literatura la transmet d'una manera que et contagiarà. Les classes no són les més dinàmiques possibles, però són classes magistrals on ens anirà obrint les portes a un món que havia sigut desconegut fins ara.


Al principi serà tot un poc difícil, de fet, et distanciarà molt del concepte que teníem de llengua, perquè és una dona que defén l'estàndard amb totes les armes, però bé, aquesta perspectiva canviarà en la universitat. I sí, canviarem d'amistats, de lloc i de professors. Aprendrem a parlar en públic, a escriure, a interpretar les obres... Seran 4 anys de patiments i alegries, però no perdes el teu objectiu, perquè: serem professores! De fet, ara mateix estic escrivint aquesta carta asseguda davant els meus nous companys i els nous professors. Sembla estrany, però fent la vista enrere, no me'n penedisc de cap decisió que vam prendre.


Per això mateix, no perdes les teues il·lusions, aprén de totes aquelles persones que t'estan rodejant ara, professors i alumnes, perquè algun dia el que somies es farà realitat i es canviaran els papers, i tot el que has sentit defensar, ho haurem de fer nosaltres. I creu-me, tinc moltes idees pensades.


dimecres, 19 d’octubre del 2022

PROFESOR INSPIRADOR

 Estimado Don José, No hace mucho nos encontramos por la calle, y cuando le saludé me dijo,  que ya hace muchos años, que no soy tu tutor, no hace falta que pongas el Don. Cómo bien sabe, me resulta inevitable, por mucho que yo haya crecido y convertido en persona adulta. Una de las cosas que me transmitió, fue a tener respeto por aquellos que lo merecían, y no porque usted fuera mi profesor, si no por que siempre se lo ganó, ese fue el primero de los valores que me enseñó: el respeto se gana, por ambas partes. Cuándo empezó a darme clase rondaba el año 1988, compartimos 6,7,y 8 de E.G.B y tenía la capacidad de hacernos sentir a todos y cada uno de los 31 alumnos que habitábamos su clase, especiales y capaces. No sólo, nos enseñó matemáticas y geografía, también nos enseño a reclamar y luchar por lo que creíamos que nos correspondía de la manera adecuada, y es que nunca olvidaré el día en que en nuestra hora de gimnasia, como en todas nuestras horas de gimnasia de ese año, llegaba el camión de leche ( no se por que motivo el colegio o el AMPA nos daba brikcs de leche) y nos tocaba a todos los de 8º descargar el camión para luego repartirlo. La cara de D. Ángel, el director, cuando vio que en fila de a uno, girábamos y subíamos a clase en vez de hacer la descarga no tuvo precio, ( tampoco se enteró nunca de que alguien nos aconsejó reclamar nuestro derecho a gimnasia, jaja), nos cayó un buen castigo, pero nunca más nos pidieron que hiciéramos esa labor. Tampoco olvidaré su complicidad cuando le asaltábamos con preguntas sobre sexo, jajaja, para usted era natural y había que informarse, antes de hacer tonterías. Por último, aún conservo el negativo de aquella foto del viaje de estudios a Torremolinos, cuando lejos de mandarnos a dormir, cada uno a su habitación, decidió unirse al enemigo y jugar con nosotros a beso, atrevimiento o verdad…..y o cielos! le tocó atrevimiento, tuvo que salir a pasear por el pasillo con unos calzoncillos en la cabeza, la cara del recepcionista cuando subió a poner orden y se lo encontró fue un poema. En fin, que se puede enseñar, participar, ser cómplice en ocasiones de los alumnos y mantener su respeto, a lo largo de los años, me enseñó, que aún en el 88 había profesores especiales, que formaban personas especiales. Y si bien a mis 46 años, puedo afirmar, que no es el motivo por el que he decidido formarme para enseñar, si que puedo decir que si me preguntan por un referente, el primero que viene a mi memoria es usted. Espero poder dejar una huella, al menos parecida, en mis alumnos a la que usted dejó en nosotros al dedicarnos una parte de su vida. Un Gran Abrazo

Motivación master

 

Tras acabar la experiencia académica con la ingeniería y transcurridos un par de meses, empecé a ejercer la profesión, hecho que dura hasta el día de hoy. A pesar de que he aprendido y me ha aportado mucho a nivel personal y profesional, es un mundo muy estresante y volátil, además de poco valorado. Esto es lo que me llevó a plantearme si después de estos años viviendo esta experiencia, me apetece estar por ejemplo, dentro de 20 años en el mismo mundo.

La conclusión, y parte de la motivación por la que estudio el máster universitario en profesorado de educación secundaria obligatoria y bachillerato, formación profesional y enseñanza de idiomas, es esto.

Por otro lado,  todos hemos tenido algún o algunos profesor/profesores a lo largo de nuestra formación educativa que nos ha marcado o ha dejado huella. En mi caso fue el tutor de 6º de primaria, Javier.

Javier fue un profesor distinto a los demás, ya que se incluyó entre nosotros como uno más. Era tutor y profesor de matemáticas y nos sorprendió cuando se metió con nosotros a jugar al fútbol en los ratos de descanso en el patio. Su forma de dar las clases siempre resultó muy amena y divertida.

Hizo de las matemáticas una asignatura sencilla y entretenida, y quien sabe, quizás por este motivo a día de hoy soy ingeniero y me gustaría dedicarme a la enseñanza.

divendres, 7 d’octubre del 2022

Mi motivación para ser profesora

La pregunta de por qué decidí hacer el máster de profesorado de Educación Secundaria no podría responderse de manera unívoca ni simple. Como todo camino humano, conlleva sus propios baches, desvíos, vueltas a empezar y más de un intento de acortar la trayectoria con todos los medios posibles.
Es verdad que empecé a dar clases particulares a mis amigos de juegos desde una edad muy temprana. Me encantaba ayudarles con los deberes o inventar juegos con personajes y tramas inventadas. 
Imagino que se puede achacar a alguna característica personal, a una predeterminación de carácter que hace que la idea de dar clase en todas sus modalidades me parezca naturalmente atractiva.
Me incliné en un primer momento por la literatura, me imaginaba en un entorno idílico más propio de cualquier siglo pasado que de la realidad actual, impartiendo las obras del canon literario de occidente. 
Me dedique a perseguir semejante quimera durante dos durísimos años en la universidad londinense de UCL pero en ningún momento registré ni un atisbo de la satisfacción que siento cuando un alumno adquiere la expresión seria, ensimismada y pensativa, cuando, casi como por arte de magia y muy de vez en cuando, realmente se interesa por alguno de los materiales que le proporciono en clase.
Volviendo a la realidad que me trajo aquí, y obviando muchos detalles igualmente significativos, mi último curso en el colegio Británico de Sofía como profesora de español como lengua extranjera hizo que me planteara seriamente la necesidad de tener una propia formación docente. Me enfrenté por primera vez en mi vida profesional a situaciones que no sabía cómo abordar siquiera y ni me podía imaginar cómo podría solucionar. Alumnos plurilingües, provenientes de diferentes culturas, de diferentes clases sociales y por supuesto con diferentes perfiles individuales aparecían dos veces por semana y curso en el aula de Spanish como lo llamaban sin saber por qué ni tener la más mínima intención de averiguarlo. 
Intenté motivarles con proyectos, con películas, con música, con ejercicios de repetición, con andamiaje y con aprendizaje conceptual. Atendí un curso de Sugestopedia durante tres calurosas semanas en el verano del 2021 y aún así sentía que me faltaba cimiento, base, conocimiento y técnica. El ensayo y error me había dejado completamente indefensa y exhausta.
Porque la verdad es que me gusta estar en un aula- ese espacio único a medio camino entre la vida real y la potencial, la vida a medio hacer. Mi propia experiencia me ha enseñado a respetar profundamente la labor del profesor, especialmente en la etapa de secundaria por la especial fragilidad de la vida durante esa etapa de la adolescencia.
Recuerdo a mi tutora Isabel, a mi profesora de lengua y literatura especialmente por haberme apoyado y reforzado para empezar y terminar mi primer libro en lengua española a la edad de 16 años - ¡Adiós, Cordera! de Alas Clarín.  Mi profe de inglés que confío en mí para dar clase a su hija rebelde por si "a mí me hacía más caso". 
Los pequeños accidentes que superé y sigo superando a través de modelos de comportamiento y profesionalidad que siempre tuve en mis profesores.

Mi pasión por la lengua inglesa y su docencia

Mi experiencia personal y motivación para mi futuro como docente en la lengua inglesa

Desde pequeña siempre me ha encantado escuchar música, sobre todo música en inglés de cantantes como Michael Jackson o Freddie Mercury, y siempre tuve esa ansia e interés por conocer lo que decían las letras de esas canciones. Sin embargo, al iniciar la secundaria sentía un poco de indiferencia hacia la asignatura, la veía como otra más y no me enfocaba tanto en su estudio, no era tan buena en la gramática y me costaba estudiar el vocabulario ya que lamentablemente mis primeros profesores no llegaban a infundirme esa motivación que me faltaba, ya sea por la estructura automática y tradicional que seguían o por otros motivos. Me preguntaba al principio, ¿Por qué no me causa motivación esto en el colegio?, ¿Acaso soy mala en las lenguas?, ¿No soy buena en el inglés? ¿Es porque a lo mejor soy muy joven aún para entenderlo?"

A mediados de secundaria, después de suspender la asignatura de inglés por primera vez, me puse las pilas y me dije a mí misma "Vale, debo intentarlo, yo puedo", me puse a estudiar muchísimo y al aprobarla finalmente pensé "Pues esto se me da bien después de todo". Mi recorrido por el colegio me hizo ver que, a pesar de las dificultades que tuve al principio con la motivación y la lengua, poco a poco y gracias a la ayuda de mis maravillosas profesoras de inglés que tuve en bachillerato y finales de la ESO me di cuenta que quería dedicarme a la docencia en esta lengua extranjera. Las metodologías amenas que usaban como juegos multimedia interactivos, curiosidades de la cultura inglesa, canciones y películas para hacer mas entretenidas las clases me gustaban mucho y me motivaban a aprender más la lengua. Además, recuerdo la pasión con la que enseñaban, siempre con una sonrisa en el rostro y una actitud alegre y comprensiva hacia los alumnos. Supe que quería ser igual como ellas y continuar ese camino. 

Poco a poco esas enseñanzas las llevaba a mi entorno privado, practicaba y aprendía de forma autodidacta también en mi casa y me ponía a enseñar a mi hermano y a mis primos pequeños, quienes amaban la forma en la que les enseñaba y ese sentimiento me hacia sumamente feliz. Este es mi sueño, seguir esta pasión por el amor al inglés y difundir mis conocimientos y vivencias a alumnos iniciados en su proceso de aprendizaje y lograr como objetivo hacerles ver que la lengua inglesa es hermosa y abre muchas oportunidades positivas, tanto de forma interna y personal como para su futuro como profesionales.


Motivació

No soc una persona que ha tingut sempre una vocació clara. Quan ens van fer les xarrades sobre les diferents carreres de la Universitat d’Alacant, no vaig veure ni acabar la d’Estudis Anglesos. Ni tan sols quan vaig acabar Selectivitat tenia clar què volia estudiar, però la literatura i les llengües era el que més m’interessava entre tot el que s’oferia i, com que el valencià i el castellà eren les llengües que més dominava i coneixia, vaig decidir donar-li una segona oportunitat a l’anglès, sense saber que seria la decisió encertada.

‘L’anglès obri moltes portes’, vaig pensar. Durant els 4 anys de carrera sempre he posat l’àmbit turístic en un primer pla i, a la mateixa vegada, he afirmat de totes les maneres que l’educació no era el meu món. Després d’haver ‘provat’ el turisme i el fet d’estar envoltada de mestres, d’una manera o d’altra, se m’han contagiat eixes ganes d’ensenyar. Dos anys després, estic al Màster de Professorat de Secundària amb unes ganes que no he trobat al turisme per poder ensenyar tot el que sé sobre la llengua valenciana i la seua literatura.

Així que, què em motiva?, la resposta és ben general, però ben clara: el valencià en sí; el fet de saber que vivim a un país amb una riquesa històrica, lingüística i cultural que no podem deixar perdre, que hem de donar a conèixer i que em de mantenir viva; el fet de saber que la meua passió per aquest ‘món’ es pot compartir, que la meua motivació es pot contagiar; el voler que vagis on vagis en Espanya, la gent pugui reconèixer d’on vens i, encara que no pugui entendre completament el que dius en valencià, pugui esbrinar el context agafant un parell de paraules, fins adonar-se que, encara que alguns termes siguin molt diferents, no és impossible entendre aquesta llengua, com molts pensen.

Per concloure, m’agradaria destacar que en tot aquest recorregut he après que la vocació és molt important, però que no és l’única motivació ni l’única cosa que defineix el teu futur. Les experiències, les decisions que prens i el que la vida et mostra, acaben definint la teua persona i el teu camí. No tanquem portes mai, no parem d’aprendre.  

Per què vull ser docent?

 He crescut tota una vida amb alguns companys que tenien una vocació incorporada de sèrie i les coses molt clares. En el meu cas només tenia molt clar a què no em volia dedicar i, no sé si era ben bé vocació o no, però sempre m’he plantejat la possibilitat de fer classes. Des de jove m'agradava la idea, sobretot per la meua etapa com a entrenadora de bàsquet i però també quan ajudava el meu germà, adolescent en aquell moment, amb els estudis perquè m’abellia. Ara bé, tant en aquesta professió com en qualsevol faena en què estàs adreçat a respondre a necessitats molt bàsiques de la gent, com la medicina, serveis socials o l’educació, han de tenir un caràcter vocacional, ja siga innat o adquirit.

A mesura que avançava en la meua escolarització obligatòria, em trobava amb més professors il·lusionats i professionals que s’acabaven convertint en tot un referent per a mi. És segurament gràcies a ells perquè hui en dia vull ser mestra, ja que em van acompanyar cap al pensament crític, cap a les ganes de saber més i ser més creativa. I per aquesta raó m’agradaria esdevenir la figura de professora sòlida i vocacional per a molts alumnes algun dia. 

Amb tot, tot el món sap que és un ofici tant vocacional com exigent. La professionalitat és tan important com les bones intencions associades amb aquesta vocació infusa que ens venen com a ingredient indispensable. Dit això, espere ser una bona mestra, aquella que va més enllà dels continguts, capaç de connectar les emocions amb els aprenentatges. M’agradaria eixir de la meua zona de confort i ser valenta. Sempre entenent l’error com una oportunitat de millora.


Benvolgut diari:

Benvolgut diari:


Avui he tingut un dia meravellós a classe. Han entregat les notes i he aprovat totes les assignatures. Pensava que filosofia seria la nota més alta però m’he sorprés moltíssim a l’haver comprovat que la nota de valencià era la millor. 


Sempre he aprovat i m’ha semblat fàcil, no sé si serà perquè és la meua llengua materna o perquè, respectivament amb l'assignatura de castellà, pel que fa a la sintaxi, solem fer el mateix. Amb els comentaris de text senc que m’agrada més fer-los en valencià també, em trobe còmoda i sempre resolc les qüestions de forma ràpida i amb un bon argument. Pel que fa a la literatura de la classe de valencià és la meua matèria favorita. Gaudisc escoltant, llegint i estudiant sobre el temari. A les classes estic tan atenta que a vegades no cal ni que estudie el tema a casa perquè he gaudit tant amb l’explicació que ja m`ho sé. 

A aquestes altures del curs ja ens diuen que hem de començar a pensar que volem estudiar a la universitat i jo encara no ho tinc clar, bé, o no ho tenia clar, perquè avui al veure la nota m'he adonat que açò és el que m’agrada.


A la classe d’avui amb la professora de valencià, -eixa dona la qual tots estimem per la seua valentia, el seu caràcter jocós quan toca, la seua forma de renyir-nos amb un “perles” que ja t’anticipa que està enfadada i moltes de les seues actituds a l’aula- m’han fet adonar-me que no imagine un futur sense treballar en valencià.


A aquestes altures pense que la professora, Na Pilar, és un referent per a mi i per als meus companys. Jo la mire i pense que no ens pareixem gens físicament, però en el fons si ens pareixem, ja que les dos defensem el que ens agrada, el que és nostre. Les dos divulguem la llengua, la seua cultura, la seua literatura i la seua història. I per això avui tinc un poc més clar que el que m’agradaria estudiar és el grau de filologia catalana. I no soles això, vull trobar-me-la en un futur, i poder dir-li: “soc el que soc gràcies a tu, gràcies”.


Així que ja veu diari, avui ha sigut un gran dia per a mi. No puc aguantar les ganes d’anar amb l’institut a la jornada de portes obertes de la Universitat d’Alacant. Qui sap? Potser torne més convençuda que mai d’estudiar per a ser professora de valencià.


Atentament, x.

Motivación para estudiar el Máster de Educación

 

Vengo de una familia de profesores. Profesores de lengua, de biología, ciclos formativos, etc. Por este motivo, la enseñanza siempre ha sido una opción que he considerado, pero lo cierto es que cuando estudié Traducción e Interpretación, no fue con el fin de convertirme en profesora.

Cuando estaba en tercero de carrera, realicé una estancia erasmus en Reino Unido. En esta universidad, nos dieron la opción de participar en las clases de español para alumnos en cuarto de carrera como auxiliar de conversación y apoyo al profesor. Fue una experiencia que realmente disfruté, por lo que cuando volví a la UA en cuarto de carrera y me ofrecieron unas prácticas extracurriculares como profesora en el colegio británico de Alicante, no dudé en aceptarlas. Durante este tiempo, estuve trabajando con niños de 7 a 12 años. No estaba muy segura respecto a enseñar a niños, pero la alegría con la que me recibían, el cariño por su parte y su agradecimiento cambió mi perspectiva por completo.

Terminé la carrera y me fui a Francia como auxiliar de conversación para mejorar mi francés y averiguar si la enseñanza de verdad era mi vocación. Durante este año, trabajé en un liceo con alumnos de 4º de la ESO hasta segundo de bachillerato, y en un college con alumnos de 1º de la ESO a 3º de la ESO. Como auxiliar de conversación, debía encargarme de cada grupo por mi cuenta. En cada clase tenía entre 15 y 30 alumnos y, desafortunadamente, la experiencia no fue positiva.

 Ambas escuelas eran públicas, pero muy diferentes. El liceo se encontraba en la mejor parte de la ciudad, era un antiguo palacio y en él habían estudiado Julio Verne y otros personajes ilustres. Los estudiantes tenían un alto poder adquisitivo y había bastantes recursos. Sin embargo, el college se encontraba en una de las zonas más pobres, marginalizadas y peligrosas de la ciudad. El edificio se caía a pedazos, no teníamos muchos materiales y los estudiantes en su mayoría provenían de familias inmigrantes sin recursos. En este centro había un alto índice de abandono escolar y delincuencia: venta de drogas, intentos de apuñalamientos, insultos al profesorado, etc. Yo intentaba organizar clases divertidas, adecuarme a su nivel e incluso motivarlos, porque muchos de estos niños apenas tenían ningún tipo de amor propio ni esperanzas de poder superar sus estudios. Pero yo tenía 21 años y muy poca experiencia a mis espaldas para poder gestionar este ambiente.

A esta situación, se sumaba el hecho de que mi nivel de francés no era el mejor cuando comencé a trabajar allí y fue muy complicado poder dar clases en un idioma que no dominaba. Sin embargo, a final de curso, una vez ya me sentí más cómoda con el idioma y sabía cómo tratar con los alumnos y gestionar los momentos difíciles, la situación mejoró considerablemente.

Terminé esta experiencia con un sabor de boca agridulce. Había conseguido muchas cosas positivas, pero también había sufrido mucho en el proceso. Por este motivo, decidí que por el momento la educación no era para mí. Sin embargo, ahora que han pasado 3 años y medio desde aquella experiencia, he decidido que era el momento de volver a darle una oportunidad a la docencia, aprender buenas prácticas y volver a probar a dar clase en España en un instituto público.

Llegué a esta conclusión gracias al que fue mi profesor de griego y latín en bachillerato. Desde que terminé el instituto, nos hemos cruzado muchas veces y siempre me saluda con la misma alegría con la que nos daba clase.  Para mí, es una inspiración, no por sus dotes para enseñar griego y latín, sino por su trato hacia nosotros sus alumnos. Yo estaba muy obsesionada por aquel entonces con sacar buenas notas para poder acceder a Traducción e Interpretación y él lo sabía porque era esa clase de profesor que se interesa en tus aficiones, en tus inquietudes y en los problemas que puedas tener. Recuerdo que en el segundo cuatrimestre de primero, yo estaba pasando un mal momento personal y saqué un 7 en un examen. Mi profesor, que conocía mi situación, me dijo que no tenía de qué preocuparme, que con que volviera a sacar un sobresaliente en el siguiente examen, él me pondría la máxima nota y se olvidaría de ese siete. Recuerdo cómo, pese a mi mala situación personal, me hizo sentir bien, me dio una oportunidad de fallar y de volver a levantarme.

Todavía no sé si esto es lo mío o no, pero lo voy a intentar, porque a mí lo que me motiva para ser en profesora no es enseñar los verbos irregulares o los colores, sino poder convertirme en una persona a la que los alumnos acudan y ayudarles a desarrollarse como personas. Espero que algún día, pueda dar a mis alumnos la segunda oportunidad que me dio mi profesor a mí no me rindiera.

Cómo he llegado hasta aqui

 

Cómo hemos llegado hasta aquí.

           Llegar hasta aquí ha sido el resultado de un largo camino. La vocación por enseñar me la inculcaron las monjas del cole, especialmente una de ellas. Isabel es una monja teresiana que enseñaba lengua y literatura. Todavía recuerdo sus clases sobre Machado o Lorca. Era una profe temida por su exigencia, pero al final del curso todas acabamos queriéndola por su implicación e interés, de hecho, aún tenemos contacto con ella.

            A esa vocación por enseñar se unió mi interés por el inglés. Desde muy pequeña me interesé por esa lengua y por la cultura inglesa. Leia todo lo que caía en mis manos, siempre que estuviera en inglés, o tratara sobre el Reino Unido, ya fueran libros, revistas… En clase, me encantaba ayudar a aquellas compañeras a las que les costaba hacer los ejercicios de inglés. La profe lo sabía y siempre me ponía con ellas y me animaba a hacerlo. Poder ayudarlas con algo que para mí era tan fácil y me gustaba tanto, era muy satisfactorio.

           Durante un tiempo, me olvidé de la enseñanza. Después de varios años estudiando derecho y trabajando en un negocio familiar, decidí viajar por un tiempo y conocer el mundo. Fue una época muy divertida en la que recorrí gran parte de Europa, Estado Unidos y Canadá. Después la vida hizo que tuviera que quedarme en casa durante mucho tiempo y empecé a dar clases particulares de inglés a niños y a mayores. Esta experiencia me gustó tanto que decidí estudiar el grado de Estudios Ingleses. Una vez graduada y después de dar clases particulares en academias y algún que otro cole, el siguiente paso ha sido hacer este master para poder enseñar en institutos. Es un reto enorme para mí, pero me veo capaz de ello, tengo ilusión y ganas.

         El mío ha sido un largo camino y un tanto peculiar hasta llegar al master, lleno de dudas e incertidumbres y todas las experiencias han sido buenas. Lo mejor y lo más difícil está por venir.



 





MI PRIMERA CLASE DE INGLÉS EN UN CENTRO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA

 

Sin duda, uno de los ejercicios que más me ha gustado y que suelo hacer con algunos de mis grupos de clases particulares es ‘All about me’. Es un ejercicio ideal para romper el hielo e ir animando al alumnado a pensar en sus propios gustos y aficiones, al mismo tiempo que van interiorizando estructuras básicas de inglés (como por ejemplo “I love”, “I like”, “I hate”, etc.), que según el nivel o el curso en el que se encuentren, pueden ser más complejas o sencillas. Algo que considero importante a la hora de impartir una clase, es predicar con el ejemplo y animar al alumnado a participar viendo ellos cómo tú te haces partícipe y te dejas conocer un poquito. En mi opinión, creo que así sienten que tú también te implicas en la actividad.

Es una dinámica muy sencilla y adaptable y que, sin duda, despierta la curiosidad de la clase. Asimismo, si somos nuevos/-as, nos permite que el alumnado nos conozca un poco mejor. La actividad consiste en meter dentro de una caja una serie de objetos, imágenes, flashcards… (lo que cada una y cada uno consideremos mejor y con lo que nos sintamos más cómodas y cómodos), relacionados con cosas que nos gustan, otras que no nos gustan, nuestras aficiones, etc. Una vez hayamos presentado la caja a la clase y hayamos creado un poco de intriga, iremos abriendo la caja y enseñando al alumnado su contenido, a la vez que hacemos que se familiaricen con el vocabulario y las estructuras que utilicemos. También podemos preguntar, antes de nombrarlo nosotros, si conocen qué es lo que les estamos mostrando y que ellas y ellos comiencen a practicar algo de vocabulario.

Una vez hayamos finalizado con nuestra parte y la clase ya nos conozca algo mejor, es el momento de darles un tiempo y animarles a que piensen en algo que les gusta, un hobbie, algo que detesten, igual que hemos hecho nosotros en nuestra presentación. Pasados unos minutos, haremos un círculo en la clase (considero que de este modo no tienen que salir de uno en uno y ponerse delante de la clase, con la presión e incomodidad que eso implica para algunas y algunos), de manera que todas y todos podamos vernos y no tengamos que estar llamando de uno a uno y sea más dinámico. Cuando tengamos el círculo, cada una y cada uno irán presentando y compartiendo aquello en lo que han pensado.

En conclusión, opino que es una actividad fácil y dinámica que consigue captar la atención de la clase y en la que todo el mundo puede participar, puesto que no hace falta tener un nivel de inglés muy alto para hacerla y es muy adaptable a cada curso y situación. Asimismo y como ya he comentado anteriormente, es perfecta para que el alumnado nos conozca un poco y nos sienta partícipes, a la vez que vamos introduciendo estructuras que luego ellas y ellos mismos ponen en práctica.